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En las noches del verano,
en las durces noches claras,
cuando tiemblan las estrellas
entre medio d'una luna'zul y branca,
y s'escuchan a lo lejos los cantares
de los grillos y las ranas,
algo asín com'un jilguero
qu'en la joya las Torbiscas canturrara,
algo asín como los trinos d'una mirla
que dijera sus quereles junt'l agua,
se barrunta dende arriba de las sierras,
entre medio de los brezos y las jaras.

**Luis Chamizo, poeta extremeño

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25 de abril de 2007

De lo oscuro (cont.)


nadie quiere entrar en el oscuro pasillo
>> dicen que da miedo
de cuando en cuando la niña se asoma
mira desde lejos el exterior
no tiene trenzas la niña
tiene unos ojos que se la caen de la cara
>> dicen también que eso no basta
no habrá vestido blanco


***

No quiero oir mi infancia.
Apenas algún temblor.
Poca vida pequeña.
Todo sumergido en pequeños fragmentos.
Cuánto ruido guarda la memoria.

***

Caricias lentas
Noche empañada
Rápidos esfuerzos de evadirse
Caramelos por el suelo
Lluvia impertinente
Bancos de piedra

***

Si se mira atrás huelea consulta,
a leche de choto,
a talvina,
a cartas llenas de humedad,
a cuadra.

Atrás quedan ya los olores,
transportándonos de tanto en cuanto
cuando menos lo esperamos.

Atrás los personajes,
martirizándonos a veces con palabras.

Atrás imágenes,
apenas con nitidez, sin comentarios.

***

23 de abril de 2007

Morado

Morado
Como las putas en cuaresma
Virgen de Guadalupe
Pasodoble de verbena
Copa de vino
Tinto de verano
La sangre coagulada
Amor ardiente
Cardenales

18 de abril de 2007

Seis sentidos

Adoro cuando me escuchas
y vas acentuando tu cara según lo que te encuentras en la mía,
y me muestras tu oreja
y eres todo oídos y yo labios.

Adoro cuando me miras,

que es como si me vieses la nuca y tiraras hacia arriba de la cuerda.

Adoro cuando me hueles

y yo esquivo
y ya sales tú acechando al encuentro.
Huéleme cuando quieras.

Adoro el sabor de lo que ofreces,

morderte el codo,
me gusta cómo sabe.

Adoro cada vez que me tocas

que eres todo rayo sin centelleo caído sobre el árbol de mi hombro,
o tu mano, 5 dedos en mi espalda,
ojala los jerseys de esta temporada sean de pegamento.

y esto, que es el corazón,

mi sexto sentido,
tú y yo, me da en el corazón,
te juro que puedo sentirlo, mira, fíjate…

Luna de miel contigo

Quiero una luna de miel contigo
Quiero que me hagas 5 veces el amor.
Una cosa sencillita:
que solo estemos los tres, tú, yo y la suite.

En ratos como este

En ratos como este en que me miras:
quiero yo que esparzan mis cenizas tras mi muerte,
que floten en el aire y acaben saliendo flores

En ratos como este en que me escuchas:
quiero yo contarte que me gustan tus uñas,
la forma de tus manos,
cómo me tocas.

En ratos como este en que me fumo:
quiero que legalicen la marihuana,
el no trabajar y que te vengas conmigo.

**por tangos extremeños, La Marelu

Mi problema (prólogo)


Cuando me encierren y venga la de la bata blanca,
le dices que somos amigos,
le dices lo que sea pero que te deje pasar
¡lo que sea! pero entra, pasa.

Cuando me encierren tendré todo el tiempo para nosotros,
para mi y ese miedo que se resiste,
ya le he dicho que vamos a pasarnos una temporadita por aquí,
no le gusta cómo huele el pasillo,
para mí que no es de fiar,
fíjate que me dice que cuando vengas a verme no piensa dejarnos solos.

Cuando me encierren no tendré, la verdad, nada que objetar,
es el mismo vicio de quererte el que me ha traído aquí,
no cometí una locura, sino varias,
locura es quererte como te estoy queriendo.

Cuando me encierren que no me pongan la camisa esa,
prefiero un mono, nunca he tenido un mono,
quiero uno negro, precioso,
y que me lo pongan la tarde en que tú pases a verme, sobre las siete.

Cuando me encierren cuéntale a las jaras,
cuéntale a qué sabían mis besos,
y cómo esa luna me atravesó el alma.
Por eso estoy aquí.

10 de abril de 2007

Génesis


Adán y Eva tengo entendido
que hacían fuego y el amor como quien no quiere la cosa
Hay quien les vio que correteaban por el edén
desnudos alegremente
no había tv ni había que hacerse la cena
por lo tanto lo más que se hacía era el amor
Y lógicamente, tan cerca de dios aquello tenía que ser divino.

Dios andaba por allí como Pedro por su casa
porque le gustaba Eva
la hizo más inteligente, la dio ese cuerpo y la hizo pensar;
la quería bien.

Todas llevamos desde entonces
(la cruz a cuestas, aparte) una Eva dentro,
esas Eva que bajo tentaciones se atreven a pensar
cosas como las que yo estoy ahora pensando.

Pienso que ella estuvo mucho, muchísimo tiempo con Adán,
incluso años de los que se cuentan ahora,
te recuerdo que Jacob y fíjate quien es Jacob
vivió más de doscientos si me apuras.

Y, bueno, la naturaleza eran ellos,
ellos los primeros y los últimos en acostarse,
algún búho por ahí haciendo noche
y todas las estrellas sin nombre aún, arriba,
en lo que hasta hoy sigue siendo infinito.