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En las noches del verano,
en las durces noches claras,
cuando tiemblan las estrellas
entre medio d'una luna'zul y branca,
y s'escuchan a lo lejos los cantares
de los grillos y las ranas,
algo asín com'un jilguero
qu'en la joya las Torbiscas canturrara,
algo asín como los trinos d'una mirla
que dijera sus quereles junt'l agua,
se barrunta dende arriba de las sierras,
entre medio de los brezos y las jaras.

**Luis Chamizo, poeta extremeño

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9 de julio de 2009

Sin nombre

El dolor nos vuelve egoístas.

Sí, pero
¿cómo llamar entonces a esto?
mira cómo sangra

2 comentarios:

Maik Pimienta dijo...

El dolor nos vuelve egoistas...joder, eso es una llave que tengo ya en mi juego...duro pero cierto. Y quitarse la costra del egoísmo precisa del antídoto del dolor: amor, cariño sin medida. Besos.

Angel dijo...

Cuánto más amamos algo
más nos puede doler...
es un precio que hay que estar dispuesto a pagar...

me consta que tú lo estás.