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En las noches del verano,
en las durces noches claras,
cuando tiemblan las estrellas
entre medio d'una luna'zul y branca,
y s'escuchan a lo lejos los cantares
de los grillos y las ranas,
algo asín com'un jilguero
qu'en la joya las Torbiscas canturrara,
algo asín como los trinos d'una mirla
que dijera sus quereles junt'l agua,
se barrunta dende arriba de las sierras,
entre medio de los brezos y las jaras.

**Luis Chamizo, poeta extremeño

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13 de febrero de 2008

Textraño

¿para qué quiero días soleados
si no me pongo morena contigo?

prefiero el olor a tierra mojada
así pienso que reverdecerá la hierba

6 comentarios:

The Wanderer dijo...

Qué bonito.
Sabes?, extraño los placeres simples, el sonreir al solamente caminar por el parque...

. dijo...

La ausencia, tanto física como de estado, es siempre un "para qué", un ejercicio de buscar la inutilidad de las cosas. Y esa misma inutilidad a veces queda reflejada en fenómenos de contradicción aparente como el sol y la tierra mojada (de tanta vida como aquel) y la esperanza también siempre de la hierba.

Ana dijo...

Aquí es cuando pienso que al josé luis este hay que echarle de comer aparte. Encantada quedo.

Gabriel dijo...

Ana, hoy tus palabras las siento mías, cambiando tan solo una vocal.
Besos desde Buenos Aires.

Misael dijo...

olor a tierra mojada, que olor tan agradecido, tan... me gusta ese olor.

Angel dijo...

La melancolía de la lluvia sin duda,
del gris del cielo en esos días,
pero con la esperanza siempre
por que vuelva a salir el Sol,
tras las nubes.

Y, si es posible, con el Arco Iris.

La lluvia vuelve al punto de partida.

Un abrazo.