¿Llevas,
acaso, en tus ojos
aquello que no se nombra?
La duda me asalta al no refugiarte en los míos
La duda me asalta al no refugiarte en los míos
La noche que escape el querer de mis labios tu misma cara cerrará el poema
La indiferencia,
sí,
qué jodido.
Pero yo,
hoy,
aqui,
ahora,
prefiero darte igual a darte lástima,
esto también te lo digo.
El saber que son los tuyos,
que hasta mi páncreas los reconoce,
ver que me ven
y que soy yo misma,
yo,
la que te está doliendo,
ay dolor,
me miras y pienso,
pienso que me muero por dentro.
Que me dejen así,
tal cual,
desnuda,
y cuando vaya justo a pasar
cuando trasponga el muérdago de la indiferencia,
ahí,
morirme un rato antes.
**Alba Molina, por tangos.
- cuélgalos, corre,
vamos a columpiarnos de nuevo en este juego de pupilas
que son las noches que ofreces...