6 de noviembre de 2007

Ayer por la tarde

Quisieras estar abajo,
lo sé,
y besándome.

No sé dónde me fui a colocar
que me quedé,
allí sola,
mirando.

Qué te puedo decir,
amor,
que me contagias:
de este huir,
de este nada.

Y tú,
mi amor,
oliendo a entraña,
como si no fuese contigo,
como quien solo huele;

Sorbitos de aroma,
como lo que trajo el aire ayer por la tarde.

10 comentarios:

  1. No digas nada, huele, siente, prueba tus alas. Un saludo y espero que puedas visitarme.

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  2. Me gusta y me gusta tu espacio. Un saludo

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  3. ¡Qué bello! Me inspiró inhalar profuuundo...
    Saludos.

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  4. hay contagios tan gratos. muy bello, ana.

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  5. es como querer bailar con tu sombra en pleno aguacero. Es como sentarte a esperar que los pájaros emigren hacia otras copas. Es como esperar a nadie en los aereopuertos. Es como querer y no ser nada.

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  6. Sorbos de aroma dejan tus escritos....recibe un abrazo aromático.

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  7. Anónimo12:19 p. m.

    Te colocaste donde sopla el viento para atrapar el aroma que todo amor deja al pasar.

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  8. Que ingrato que no escuche tus palabras.

    El poema bajado es el fiel reflejo de los pueblos de mis padres, cuando yo era pequeño.
    Y me reflejo...

    Bs.

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  9. Bello, Ana, muy bello.
    Nunca dejes de escribir.
    Besos trasatlánticos.

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